Hoy
queremos compartir con vosotros un post muy interesante, extraído del blog de
Eduard Ruano, profesor de Tuba del Conservatorio Profesional de Zaragoza. Nos
da una docena de razones por las que los niños deben estudiar música, y la
verdad que no sobra ninguna. Esperamos que lo disfrutéis tanto como lo hemos
hecho nosotros
Estudiar
música ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales,
sociales y personales mientras se divierten.
Estudiar
música ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales,
sociales y personales mientras se divierten.
Los
estudios musicales son una actividad que compagina su vertiente más lúdica con
unos estudios paralelos a la tarea escolar, que generalmente se añaden a los
deberes ordinarios, por lo que requiere de grandes dosis de motivación (de los
niños que deben aplicarse a ello y de los padres y madres que han de
apoyarles). Esta carga extra puede provocar reticencia y rechazo tanto de unos
como de otros.
Pero
las ventajas de emprender estudios musicales son muchas más que los
inconvenientes. Aquí os dejamos una docena para aquellos que estéis indecisos o
simplemente no os lo habíais planteado:
1.
Desarrollo de la psicomotricidad
Para
tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando,
frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido
esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas
accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura.
Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.
2.
Competencias en idiomas
Esa
partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el
ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa
para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro
símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si
aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene
frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso
musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música.
Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las
lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.
3.
Pensamiento lógico
Especialmente
en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos
básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para
comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el
razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.
4.
Pensamiento múltiple
Además
de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que
tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación,
intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide
el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.
5.
Sensibilidad artística
Por
encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así,
tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación,
canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del
criterio artístico.
6.
Capacidad de auto escucha y reflexión
Es
evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está
tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito
de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y
la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.
7.
Empatía y habilidades sociales
Además
de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar
a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como
una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales
necesarias para relacionarse con los demás miembros.
8.
Educación en valores
Tocar
con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante,
esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado
mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán
superar sus miedos.
9.
Autoestima
Los
pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción
que gratificará todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el
instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el
perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la
pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.
10.
Serán más responsables y cuidadosos
A
excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa,
percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto
en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados
y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en
otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos
con él.
11.
La casa será más alegre
Vale,
un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena
desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría
a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).
12.
Queda muy bien en las celebraciones familiares
La
escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un
clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores
babeando de verlo. Entrañable.
En
definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a
los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y
personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?
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