¿Se
nace músico o se aprende a serlo?
EL
TALENTO MUSICAL, QUE LLEVA MUCHO TIEMPO CONSIDERÁNDOSE UNA CAPACIDAD INNATA CON
LA QUE ALGUNOS YA VIENEN PRE-CARGADOS, PODRÍA SER SEGÚN LA NEUROCIENCIA UNA
HABILIDAD COMO CUALQUIERA QUE CON ESTUDIO Y PRÁCTICA CONSTANTE PUEDE APRENDERSE
Y DOMINARSE.
El
talento musical es desde cierta perspectiva uno de los más misteriosos del ser
humano, uno del que a lo largo de la historia se ha debatido si se adquiere o
irremediablemente se nace con él, con cierta inclinación por responder que los
músicos verdaderamente geniales son aquellos que en su condición natural ya
tienen precargado esta especie de software.
Ahora,
sin embargo, con los nuevos recursos puestos a disposición de la neurociencia
(una de las disciplinas más ambiciosas de los últimos tiempos), este dilema
podría ser mejor comprendido y quizá incluso resuelto.
Recientemente
el neurocientífico Gary Marcus, de la Universidad de Nueva York, publicó los
resultados de una investigación en la que intentó conciliar dos aspectos
aparentemente contradictorios de su personalidad: su ferviente pasión por la
música y su ineptitud crónica para interpretarla. Para conjugarlos, Marcus
acuñó la idea de “periodos críticos” en los que habilidades complejas pueden
aprenderse y los cuales, nos dice, se cierran de golpe después de la
adolescencia.
“Ejercitar
nuestros cerebro ayuda a mantenerlos, preservando su plasticidad (la capacidad
de nuestro sistema nervioso de aprender algo nuevo), cuidándolo de la degeneración
y, literalmente, dejando que la sangre fluya”, explica Marcus, quien se sometió
a sí mismo a uno de estos procesos de aprendizaje, específicamente tomando
clases para tocar la guitarra, enfrentando la perseverancia y el intenso deseo
de realizar algo con la falta absoluta de talento y la edad más o menos
avanzada para iniciarse en una habilidad desconocida (Marcus contaba entonces
con 38 años de edad).
Probando
algunos de los métodos de iniciación musical más conocidos y mejor
desarrollados y completando su experiencia con descubrimientos científicos
concretos (como el caso de ciertos búhos que solo en la edad adulta aprenden a
coordinar los sonidos que emiten con su sentido de navegación y ubicación),
Marcus encontró que el aprendizaje de una nueva habilidad tiene que ver tanto
con la práctica cotidiana de esta como con la dosificación correcta de los
niveles de dificultad con que se emprende: en este sentido, el desánimo
sobreviene cuando, como en los vídeo juegos, el individuo encuentra algo sumamente
difícil y opta por abandonar el reto.
Lo
cual, en un sentido amplio, abre nuevas preguntas sobre las verdaderas
capacidades del cerebro humano, su capacidad de transformarse y trascender
límites que podrían ser solo mitos o prejuicios que se podrían abatir con nada
más que tiempo y voluntad.
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