La memoria auditiva
provoca “ruidos en la cabeza”, según un estudio
Una vez más, el cerebro
es el responsable
Investigadores expertos
en el sistema auditivo han logrado determinar la causa básica de los acúfenos.
Según el estudio realizado, estos molestos "ruidos en la cabeza" se
producen debido a la existencia de una memoria auditiva que se forma en nuestro
cerebro. Por eso, las personas que padecen sordera congénita no sufren de
acúfenos o “tinnitus”, pues en ningún momento han percibido sonidos que les
permitan generar dicha memoria. Por Anabel Paramá.
Probablemente, todos en
algún momento de nuestra vida hayamos escuchado un ruido, un pitido o un
zumbido en nuestro oído sin que exista una fuente de sonido externa que los
produzca. De repente ya no están.
Sin embargo, un
porcentaje de la población (entre el 10 y el 15%) escucha este molesto ruido
continuamente; y no cesa en ningún momento. Para ellos, no existe el silencio y
el ruido llega a alterar de forma considerable su calidad de vida.
Estos ruidos son los
acúfenos o tinnitus. Constituyen una afección poco conocida y un serio problema
de salud al que, quizás, no le prestamos la importancia que merece. Los
acúfenos pueden causar trastornos de sueño, angustia, ansiedad e incluso
depresión. Provocan cierta sensación de locura cuando son muy intensos.
Por el día, los ruidos
internos se notan menos puesto que los ruidos externos los difuminan. Sin
embargo, el drama llega cuando se hace de noche. El silencio se intensifica, y
el ruido interno se hace más notable, lo que impide que el paciente conciba el
sueño. Éste se pone nervioso, padece de insomnio, y acaba por entrar en una
dinámica que afecta a otros aspectos de su salud.
Pues bien, esto es lo que
ha llevado a investigadores de la Universidad de Calgary (Canadá) y de la
Hannover Medical School (de Alemania) a profundizar en el tema. Los científicos
han logrado así determinar por qué se producen estos zumbidos en los oídos, tal
y como han publicado en Hearing Research.
Para ello, revisaron
evidencias del desarrollo de mapas tonotópicos (distribución de las frecuencias
de los sonidos percibidos en el oído en el cerebro) en animales. Comprobaron
que la aparición de acúfenos o tinnitus requiere de un mapa somatotópico
establecido y utilizado, que conduce a la formación de la memoria somática
correspondiente. La falta de tal experiencia explica la ausencia de tinnitus en
la sordera congénita bilateral y unilateral
Según los investigadores,
para padecer acúfenos es necesario que exista una memoria auditiva previa a la
pérdida de la audición. En caso de no existir, esta memoria la persona no
padecerá acúfenos en el oído u oídos sordos.
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El cerebro es el
responsable
Acúfenos, tinnitus,
“ruidos en la cabeza”, zumbidos, son algunos de los nombres que se les da a la
percepción de sonidos que se escuchan durante 24 horas en nuestra cabeza, en
ausencia de fuentes de sonido físicos internos o externos al cuerpo.
Los acúfenos no
constituyen una enfermedad en sí. Se consideran desórdenes que indican que algo
funciona mal en el sistema auditivo. Pues bien, la investigación en
neurociencia ha comenzado a revelar que los acúfenos son generados por el
propio cerebro. Así que, a pesar de oír estos ruidos en el oído, el problema
realmente se encuentra en las redes de células cerebrales o circuitos
neuronales. En definitiva, en el cerebro.
La aparición de acúfenos
se atribuye, fundamentalmente, a la pérdida de audición y al estrés (emocional
y psicosocial), además de a diversas enfermedades infecciosas (paperas,
meningitis, entre otras) o incluso la ingesta de determinados fármacos, entre
otros.
Estos desórdenes pueden
padecerlos personas que se han quedado totalmente sordas. Algo paradójico. Si
no escuchan sonidos procedentes del exterior, ¿cómo escuchan estos ruidos
internos? Y es más, las personas que padecen sordera congénita no padecen
acúfenos y sin embargo, la percepción del sonido es la misma. Nula. Entonces
¿qué explicación tiene este suceso? ¿Por qué unos lo padecen y otros no?
El motivo
Eggermont y Kral, los
autores de esta investigación, han llegado a determinar que la existencia de
memoria auditiva (memoria somática) es la que provoca la formación de los
acúfenos.
Los recuerdos que
constituyen la memoria se forman en base a proyecciones cerebrales iniciales de
determinados sonidos y a su mantenimiento activo durante el desarrollo. En esta
memoria se recogen diferentes frecuencias de sonidos que percibimos del
exterior, conformando el denominado mapa tonotópico.
Así, las personas que han
perdido capacidad auditiva en algún momento de la vida, han podido desarrollar
dichos mapas hasta ese mismo instante de producirse la pérdida. Ante esta nueva
condición de privación de audición en uno o en los dos oídos, el cerebro
intenta adaptarse a la nueva situación. Cuando fracasa es cuando se generan los
acúfenos.
Esto no sucede en
personas que padecen sordera congénita ya que no han percibido ningún tipo de
entrada sonora. Por lo que no existe una conformación del sistema auditivo a
través de la experiencia vital. Como consecuencia los mapas tonotópicos
formados son rudimentarios. No existe formación de memoria somática y, por
tanto, no se desarrollarán acúfenos.
¿Y si existe un implante
coclear?
Afortunadamente, la
tecnología ha dado pasos de gigante para solucionar los problemas auditivos,
tanto para los congénitos como para los adquiridos con el paso de los años. Es
el caso del desarrollo de audífonos e implantes cocleares.
Los investigadores han
detectado que los acúfenos pueden aparecer en personas con sordera congénita,
pero, después de ser sometidos a un implante coclear. Los acúfenos son
observados más frecuentemente en el oído implantado. Por lo que los autores del
trabajo que nos ocupa sugieren que es un subproducto de la formación de la
correspondiente memoria somática generada después de la activación del oído
implantado. Algo semejante a lo que sucede en amputados.
Ahora bien, sólo parecen
sentirlos cuando apagan los implantes, tal y como comprobaron en niños que
recibieron un implante. La presencia de acúfenos ocurre más comúnmente cuando
no se usa el implante, por ejemplo, cuando se van a la cama.
Esas personas tras la
implantación, han comenzado a percibir distintos sonidos del exterior. Esto
hace que su memoria auditiva reactualice su configuración. Por lo que,
potencialmente, los implantes pueden causar acúfenos en el oído implantado si
el mapa tonotópico ha sido parcialmente restaurado.
De tal forma, que en el
momento en que apagan los implantes dejan de percibir sonidos. Digamos que
vuelven a su condición de “sordos congénitos”. Sin embargo, su memoria auditiva
ya existe, por lo tanto, el cerebro, como hemos comentado intenta adaptarse.
Como resultado se inician los acúfenos.
Este interesante trabajo
ayuda a entender qué ocurre en el cerebro para que se formen estos molestos zumbidos. Estamos ante un complejo
problema de difícil solución y con multitud de aspectos por aclarar. Ahora
bien, como siempre, paulatinamente la ciencia irá dando pasos que permitirán
que las personas que sufren de acúfenos puedan convivir con su enemigo.
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