La
música y las caricias, terapias alternativas para el Alzheimer
Los
tratamientos no farmacológicos ayudan a estos enfermos y a sus familiares a
mejorar su calidad de vida
La
música y las caricias, terapias alternativas para el alzheimer
ISABEL
PERMUY
Las
caricias en las manos son muy útiles para aquellos enfermos de alzheimer en un
estado avanzado de la enfermedad
La
enfermedad de Alzheimer es incurable. Sin embargo, existen avances que logran
hacerla más llevadera. Buen ejemplo son las terapias no farmacológicas: «La
estimulación cognitiva, el ejercicio físico o la música pueden ayudar a estos
enfermos», explica Javier Olazarán, neurólogo e investigador del Centro
Alzheimer Fundación Reina Sofía – Fundación CIEN, participante en el I Simposio
Internacional «Avances en la Investigación Sociosanitaria en la Enfermedad de
Alzheimer», celebrado en Salamanca.
Aunque
resulte extraño, la música «muy seleccionada» resulta una terapia «prometedora»
para este investigador, que explica su aplicación «en grupo, personalizada e
incluso interpretada por los propios pacientes». Las caricias o masajes en las
manos también son útiles, sobre todo en aquellos donde la enfermedad «está muy
avanzada y chillan o se revuelven». Olazarán cuenta cómo han percibido que la
agitación de estos enfermos «disminuye» al gozar de ese contacto.
Los
cuidadores, sean profesionales o familiares del enfermo, también se ven
beneficiados por estos tratamientos. «Logramos reducir el sufrimiento del
cuidador, mejoramos su situación afectiva, y eso revierte en retrasar el
ingreso del enfermo en una residencia». Un paso, éste último, que el neurólogo
entiende como una «derrota» que hay que demorar «lo máximo posible».
Escéptico
con una posible cura
Desde
hace 15 años, tanto los centros de día como las asociaciones de familiares de
personas con alzheimer trabajan para que estas terapias estén al alcance de los
afectados. «De lo que carecemos es de proyectos sólidos de investigación»,
afirma Olazarán, que ve un futuro «difícil» en este aspecto, pero que observa a
profesionales «con mucha ilusión y ganas de seguir avanzando». De hecho,
celebra la reciente publicación en España del libro «Asesoramiento del cuidador
del enfermo de Alzheimer: un recurso para profesionales socio-sanitarios», de
la especialista Mary S. Mittleman. «Cualquier persona con una formación
media-alta puede acceder a él y resulta muy recomendable para tratar con estos
pacientes», señala.
Donde
parece poco optimista es en la posibilidad de encontrar una solución a estas
enfermedades. «El 99% de las demencias se dan en personas ancianas y por
factores muy complejos que trae la vejez. En 1996 apareció en España el primer
fármaco para el alzheimer y en estos años apenas hemos logrado estabilizar la
enfermedad unos 15 meses; da la sensación de que hemos llegado al límite»,
explica. No obstante, hace hincapié en las posibilidades de la medicina para
combatir aquellas afecciones que se manifiestan en gente joven (menos del 1%),
donde espera que se pueda «silenciar ese gen». Por ello concluye: «Se aspira a
eliminar la proteína anómala en personas donde se observe la mutación que
conlleva la enfermedad, y creo que será posible».
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