Música
y terapia para ciegos
Beneficios
de la música en los niños ciegos
¡Tan
grande es el gozo que produce la música en el ser humano! Le levanta el ánimo,
le da auto-confianza, le regocija, le permite encontrarse consigo mismo de
manera que se sienta tan capaz de avanzar en la extensa ruta de la vida.
El
trabajo con los niños ciegos, sordos y con retraso mental desde la
musicoterapia implica atender aspectos puntuales a ser desarrollados; estos
incluyen: atención, concentración, ubicación, orientación espacial, equilibrio,
esquema corporal, lateralidad, audición, socialización y memoria, mediante
técnicas creativas ajustadas a la realidad educativa y necesidades propias de
los niños. La escuela debe ser un lugar de aprendizaje placentero.
El
niño ciego puede usar libremente el espacio, sin temor a encontrar un
obstáculo; esto le va ayudando a formar un concepto mental de su cuerpo en
relación con los elementos y las personas de su ambiente produciéndose una
integración física.
La
música puede satisfacer muchas de las necesidades emocionales, intelectuales y
sociales del niño ciego, que le facilitará ir adquiriendo progresivamente
estabilidad para la vida adulta.
El
propósito de la educación del niño ciego es proporcionarle tantos contactos
como sea posible con su ambiente, crear en él un sentido del espacio y de la
distancia mediante movimientos adaptables y apropiados. El docente tendrá que
adaptar sus técnicas metodológicas, enseñar al niño a integrar experiencias
auditivas, táctiles y kinestésicas, y a memorizar sin ninguna ayuda visual;
además le brindará comprensión, confianza y seguridad.
Muy
importante es para el docente encontrar el punto de partida y de equilibrio en
su quehacer educacional. La educación con niños ciegos debe ser tan natural
para poder transmitir al alumno la serenidad que facilite aperturas
significativas para su vida futura. Todo lo bueno que el niño ciego reciba le
favorecerá ampliamente para compactar su desarrollo y crecimiento.
Ejercicios
recomendados
1.
Formar un amplio círculo con el alumnado. El docente se ubica en el centro como
guía, toma de la mano al alumno ciego haciéndolo recorrer a la derecha,
izquierda intercambiando posiciones.
2. El
docente en el centro del círculo con el alumno ciego, lo toma de la espalda con
una mano, lo lleva para delante luego para atrás intercalando.
3. El
docente se ubica frente al niño ciego, realiza variados movimientos corporales
que es explorado e imitado por el niño.
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