El
Regalo Musical
"Sin
música la vida sería un error" Friedrich Nietzsche
Las
buenas aptitudes para la música están relacionadas con los genes implicados en
el desarrollo del oído interno y el procesamiento emocional de las melodías.
Numerosos
estudios han constatado lo que ocurre en el cerebro cuando escuchamos música.
Gracias a ellos sabemos que están implicadas estructuras comunes al habla, como
el área de Broca, la corteza prefrontal, la amígdala o el sistema de recompensa
del cerebro. También se ha estudiado cómo cambia el cerebro con la práctica
musical.
Ahora,
un estudio genético realizado con casi 800 personas y publicado en “Molecular
Psichiatry” muestra la importancia de los genes en el desarrollo de las
aptitudes musicales.
Estos
genes se concentran en el cromosoma 3 y sobre todo en el 4. Algunos de ellos se
relacionan, como era de esperar, con el desarrollo del oído interno,
fundamental para procesar las señales auditivas que llegan al oído y para
distinguir con precisión las diferencias entre distintos tonos. Y en concreto
con la cóclea, una estructura llena de fluido con forma de caracol que contiene
el órgano de corti, especializado en la audición.
Sin
embargo, del estudio se desprende que las diferencias en las aptitudes
musicales podrían deberse más que a diferencias estructurales, a diferencias en
la regulación génica, lo que las hace susceptibles de modificación con la
experiencia.
Otros
genes asociados con las habilidades musicales estaban relacionados con la
interpretación emocional de las melodías, un proceso en el que interviene la
amígdala. Curiosamente, ninguno de los genes identificados en este estudio
parece estar relacionado con el oído absoluto, la capacidad para reconocer o
interpretar notas musicales sin ninguna referencia.
La
música induce plasticidad en el cerebro y potencia la neurogénesis, un aspecto
importante también en las aptitudes musicales, explican los investigadores de
las Universidades de Helsinki (Finlandia) y Ohaio (Estados Unidos).
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