Germán Sabogal

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¿Qué es ese escalofrío que se siente al escuchar música?

¿Qué es ese escalofrío que se siente al escuchar música?



El “factor hormigueo”, el “escalofrío”. Hay muchas maneras de describir ese fenómeno que tantos hemos experimentado; una respuesta física a la música.

Ya sea que un temblor recorre la espalda, o se siente una cálida sensación romántica o se erizan los vellos de los brazos… como sea que se presente, es un momento de placer sublime.


La música es la taquigrafía de la emoción, decía el escritor ruso León Tolstoy , y el mecanismo preciso de este factor hormigueo sigue siendo un misterio fisiológico.

Esa sensación que hace temblar el cuerpo

Escuchar está casi invariablemente en la lista de las diez cosas que a la gente le parecen más placenteras.

La música es emocional: la gente dice que le sirve para reflexionar y para mejorar su estado de ánimo. Su relación con nuestras emociones produce ese hormigueo, y los científicos han medido estos efectos físicos y explorado la razón para que ocurran.

Muchas personas experimentan el factor hormigueo al oír ciertos momentos musicales, este efecto no es imaginario, los científicos lo han medido.

El cuerpo experimenta cambios fisiológicos: la conductancia cutánea aumenta, el pelo se eriza, el ritmo del corazón aumenta, la temperatura del cuerpo baja, la respiración se acelera.

El hormigueo o escalofrío ocurre en los momentos de placer musical más altos.
Para el cerebro es intensamente gratificante.

¿De dónde viene?

Escuchar Música Es diferente para cada persona… Se trata de una experiencia personal: es más probable que la música triste genere más “hormigueos” que la feliz, pero la clave es lo que a cada individuo le parezca placentero: dos personas escuchando la misma pieza musical no experimentarán necesariamente las mismas sensaciones.

Los centros del cerebro que están involucrados en el efecto son los de la gratificación, motivación, planeación y emoción, pero esa actividad puede ser traducida en lo físico y visceral, por ejemplo, cantando, tamborileando o aplaudiendo al ritmo de la música.
Esta respuesta física está vinculada al desarrollo del lenguaje en los humanos, y a las interacciones sociales desde el tiempo de las culturas más primitivas.

Así que, incluso la aparentemente personal y privada experiencia de escuchar música nos conecta social-mente a otros músicos y amantes de la música desde tiempos inmemoriales.


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