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Musicoterapia: un gran aporte en el ámbito de la educación especial

Musicoterapia: un gran aporte en el ámbito de la educación especial


Sergio Chávez Díaz: Director del Centro Extremeño de Investigación Musicoterapeútica (Extremadura)
En los últimos años, la Musicoterapia ha adquirido un gran valor como herramienta complementaria de intervención terapeútica en diferentes ámbitos sociales. Pero es sin duda, en el ámbito de la educación y más concretamente de la educación especial, donde se está probando su gran eficacia en la atención de los alumnos que presentan algún tipo de dolencia de carácter físico, psíquico, cognitivo. etc.
Por esta razón CEIM, desde su perspectiva metodológica activa, intenta cada día acercar esta nueva disciplina terapéutica a los centros de atención al discapacitado y de educación especial.
PALABRAS CLAVE: Musicoterapia, ámbitos de aplicación, métodos, educación especial y CEIM.
Comencemos definiendo “musicoterapia” “musicoterapia” y sus objetivos
“Musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un Musicoterapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas .La Musicoterapia busca descubrir potenciales y/o restituir funciones del individuo para que el / ella alcance una mejor organización intra y/o interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida. A través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento.”
Definición de la Federación Mundial de Musicoterapia
Antes de profundizar en este apartado, tenemos que diferenciar claramente que en musicoterapia el objetivo no es el de aplicar un método pedagógico (Orff, Martenot, Kodaly, Wilems, Wuytack, etc…), pues esta es justamente la labor del profesor de música, sino que el objetivo de hacer musicoterapia sigue las normas de un proceso terapéutico, es decir son necesarios los elementos de tiempo, espacio, lugar, un sujeto o grupo de sujetos con un diagnóstico o evaluación previa y un musicoterapeuta con una indicación y objetivos a realizar.
La intervención musicoterapeútica, se encuentra dirigida fundamentalmente al bloque específico de comunicación-interacción y socialización. Se podría desprender de esta afirmación una visión reduccionista de la disciplina (en cuanto a objetivos se refiere), pero esto no es así puesto que las áreas de intervención en musicoterapia afectan al individuo en su totalidad, sin embargo en el área de comunicación y socialización es en la que se consiguen resultados más productivos, resultados  que favorecen la consecución de objetivos en otras áreas (psicomotricidad, coordinación visomotora, autonomía personal, lenguaje verbal, emociones, conductas disruptivas e inadaptadas, desarrollo de la imitación, producción de gestos funcionales.
Así, mediante la aplicación de la musicoterapia se ha podido constatar que muchas personas han mejorado considerablemente su deficiencia.  En términos generales podríamos decir:
La música como medio de expresión y de comunicación favorece el desarrollo emocional, mejora de un modo considerable las percepciones, la motricidad y la afectividad de la persona.
La musicoterapia favorece la manifestación de tensiones, problemas, inquietudes, miedos, bloqueos, etc. actuando como alivio y disminuyendo la ansiedad.
La música suscita a la actividad, moviendo a la acción aceptada, que conlleva goce y satisfacción tanto a nivel individual como grupal.
Estimula nuestros receptores sensoriales propioceptivos, táctiles y auditivos.
Se consigue mayor equilibrio psicofísico y emocional. Consigue que se establezca una comunicación a través del arte y ésta es más inmediata y profunda que la palabra.
Modifica algunas respuestas psicofisiológicas que se registran en diferentes parámetros: ritmo cardíaco, amplitud respiratoria, reflejo psicogalvánico, etc.
Fomenta la relación y socialización a través de la experimentación y ejecución conjunta.
Mejora de un modo considerable las percepciones y la motricidad de los niños, así como su afectividad.
Favorece la manifestación de tensiones, problemas, inquietudes, miedos, bloqueos, etc., actuando como alivio y disminuyendo la ansiedad.
Suscita una actividad, mueve a la acción aceptada, que lleva a un goce y satisfacción tanto a nivel individual como grupal.
Mayor equilibrio psicofísico y emocional.
Las respuestas psicofisiológicas se registran en diferentes parámetros: encefalograma, reflejo psicogalvanico, ritmo cardíaco, amplitud respiratoria.
Los estímulos rítmicos aumentan el rendimiento corporal. También aumentan el riego sanguíneo cerebral.

Los niños más difíciles responden al estimulo musical mas que a cualquier otra clase de estimulo.

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