Germán Sabogal

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Escuchar música muy alta perjudica el aprendizaje de los niños

Escuchar música muy alta perjudica el aprendizaje de los niños

*Puede causar déficits en la memoria y en la atención a largo plazo.
*En los menores, una exposición única a un sonido fuerte resulta más dañina que una exposición prolongada.
La música o los ruidos elevados durante la fase de crecimiento pueden acabar afectando a la memoria o a los mecanismos del aprendizaje según una investigación con ratones llevada a cabo por científicos del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos de la Universidad de Buenos Aires, en Argentina.
Los sonidos fuertes pueden causar alteraciones auditivas, cardiovasculares y endocrinológicas, además de estrés e irritabilidad, pero es la primera vez que se detectan cambios morfológicos en el cerebro. Según los autores del estudio, los niveles de ruido a los que se exponen los jóvenes en las discotecas o escuchando música fuerte por los auriculares podrían causar déficits en la memoria y en la atención a largo plazo.
Para llegar a estas conclusiones se observó a una serie de roedores de entre 15 y 30 días de vida, realizando una equivalencia de edad con los chicos de entre 6 y 22 años, y se les expuso a ruidos de 95 a 97 decibelios (dB), más altos de lo considerado un nivel seguro que se sitúa entre 70 y 80 dB, pero por debajo de lo alcanzado en un concierto de música, que se encontraría en los 110 dB.
Tras dos horas de exposición los ratones sufrieron daño celular en el cerebro mostrando alteraciones en la zona del hipocampo, una región asociada a la memoria y los procesos de aprendizaje, lo que sugiere que podría suceder lo mismo en humanos en etapa de desarrollo, algo que, sin embargo, es difícil de comprobar ya que no se puede exponer a los niños a este tipo de experimentos.
Además, también se ha descubierto que en el caso de los menores una exposición única a un sonido fuerte puede resultar más dañina que una exposición prolongada, algo que los científicos atribuyen a la plasticidad neuronal durante los años de desarrollo, cuando aún se está formando el sistema nervioso.
En el experimento se trabajó con dos grupos de ratas, uno expuesto una sola vez a dos horas de ruido y otro que recibió ese mismo estímulo una vez al día durante dos semanas. Al cabo de 15 días las ratas que habían sufrido una sola exposición al comienzo del experimento mostraron signos más evidentes de daño.
Los autores del estudio, publicado en la revista ‘Brain Research’, consideran que es posible que ante un estímulo más prolongado el cerebro tenga tiempo de ir reparando sus lesiones, aunque no sacan conclusiones porque en la investigación se usó un ruido blanco que contiene todas las frecuencias de sonido y equivaldría al ruido de un televisor mal sintonizado, mientras que la música que escuchan muchos de los jóvenes contiene sólo algunas frecuencias y todavía no se sabe qué es exactamente lo que causa el daño.



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